En el marco del tercer Salón de la Eficiencia Energética en Edificación y Espacios Urbanos, Greencities & Sostenibilidad, el Instituto Español del Cemento y sus Aplicaciones (IECA) presentó los resultados del “Estudio sobre mejora de la eficiencia energética aprovechando la inercia térmica del hormigón en la envuelta de un edificio” realizado por el grupo de Termotecnia de la Universidad de Sevilla. El proyecto ha demostrado que se pueden conseguir edificios de energía casi nula (EECN), con ahorros de hasta el 69% en climatización, simplemente utilizando soluciones constructivas de hormigón que se pueden activar con técnicas totalmente bioclimáticas.
Aunque el uso generalizado del hormigón en edificación se debe, fundamentalmente, a su capacidad estructural, resistencia frente al fuego, aislamiento acústico y demás prestaciones ampliamente conocidas, el Estudio de la Universidad de Sevilla ha puesto de manifiesto el beneficio que el hormigón proporciona en cuanto a eficiencia energética, debido a su propiedad de alta inercia térmica. “Para el ciudadano de a pie, esto se traduce en un descenso de la factura energética derivada de una menor dependencia de los sistemas de climatización, con un ahorro de hasta 4 meses de consumo de energía por vivienda al año”, declaró el director de IECA Tecnología de la Zona Sur, Manuel Vera.
Y es que la inercia térmica permite suavizar las variaciones de temperatura, facilita que exista un desfase en el tiempo con respecto a las exteriores y reducir la diferencia entre las puntas máxima y mínima consiguiendo un adecuado nivel de confort.
En este sentido, el Código Técnico de la Edificación permite considerar, en los cálculos que cuantifican la eficiencia energética, la inercia térmica, y valora los beneficios que aporta en cuanto a ahorros en climatización. Sin embargo, no es habitual la consideración de ésta en los cálculos de demanda y consumo que se realizan usualmente, quizá debido al desconocimiento y falta de herramientas adaptadas.