Los empresarios del sector de los áridos de toda España integrados en ANEFA participaron en su Asamblea General Anual, que se celebró en Madrid el pasado 9 de mayo. Durante el encuentro, el presidente de ANEFA, Ramón Ruberte Auré, puso de manifiesto, en su discurso de apertura, la importancia del sector de los áridos como industria que “construye país”. Una vez consolidados los datos estadísticos de consumo de áridos para 2018, el crecimiento ha sido finalmente algo menor de lo previsto, alcanzando el +6,6%, y siempre partiendo desde valores todavía muy bajos y con gran variabilidad territorial.
Las perspectivas iniciales para 2018 hacían esperar otro año de crecimiento sostenido pero, nuevamente, la convulsa y cambiante situación política ha hecho que se vuelvan a sembrar las dudas sobre el comportamiento futuro del consumo.
El sector espera que, el hecho de estar inmersos en una interminable sucesión de periodos pre-electorales, electorales y post-electorales no termine pasando factura al tímido crecimiento de un sector que está muy lejos de poder hablar de recuperación. La tramitación de las licitaciones, las adjudicaciones y las ejecuciones de obras pecan de falta de continuidad y de ausencia de una planificación coherente,
Los recurrentes problemas ligados a las dificultades para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, así como la dotación de más gasto social no productivo en detrimento de la inversión en obra pública, ahora mismo tan necesaria después de tantos años de desinversión no mejoran las perspectivas. Además, las bajas temerarias y los aplazamientos de pagos siguen siendo un mal endémico que perjudica enormemente al conjunto del sector.
Afortunadamente, los indicadores relacionados con la iniciativa privada, edificación residencial (visados, viviendas iniciadas, precio de la vivienda, acceso a la financiación, etc.) y la edificación no residencial (industrial, logística, usos terciarios, etc.) se siguen comportando positivamente, aunque también con muchas desigualdades territoriales, lo que está paliando, en buena medida, el déficit de obra civil.
Por eso, a pesar de todo, el sector confía en que 2019 y 2020 serán otros años de crecimiento para esta industria, en el conjunto del país, aunque con grandes variaciones territoriales e, incluso, alguna Comunidad Autónoma en retroceso.
Tras una interminable crisis, las capacidades productivas de las empresas están limitadas, con necesidad de crecer en productividad y eficiencia, mientras que las exigencias para el sector siguen aumentando. Cada vez, es más clara la necesidad de que la fase de expansión de la demanda de áridos se consolide, para que las empresas puedan adoptar las decisiones de inversión que esta actividad necesita.