Con el cemento y el hormigón como temáticas centrales, y en colaboración con IECA, el pasado 4 de abril tuvo lugar en Oficemen un encuentro en el que se trató de desmentir mitos y explicar la verdadera funcionalidad y sostenibilidad del hormigón como material de construcción. Durante sus exposiciones, tanto Arturo Alarcón —jefe del Área de Construcción Sostenible, IECA— como César Bartolomé —director del Área de Innovación, IECA— procedieron a explicar las ventajas y beneficios de este material por medio de explicaciones técnicas y ejemplos reales.
Destacaron, en primera instancia, las características beneficiosas del hormigón que se conocen comúnmente, como su durabilidad y vida útil, muy superior a los cien años, o su capacidad de adaptabilidad y mantenimiento en cualquier tipo de ambiente, incluso bajo el agua o en situaciones climatológicas adversas.
¿Se puede medir la sostenibilidad de un edificio?
Arturo Alarcón comenzó su intervención desmintiendo los mitos del hormigón planteando una pregunta que resolvió a lo largo de su ponencia: “¿se puede medir la sostenibilidad de un edificio?”. Comentó que existen cuatro mitos básicos: los materiales de construcción convencionales no son ecológicos, el CO2 y la energía embebida en los materiales son determinantes en el impacto global y son los únicos indicadores que deben tenerse en cuenta; el CO2 y la energía embebida deben limitarse tanto a nivel de edificio como a nivel de producto y los materiales ligeros son más ecológicos y son siempre preferibles a los materiales pesados.
Alarcón ilustró su presentación exponiendo una gran variedad de ejemplos de edificios sostenibles de hormigón según las normas establecidas en el régimen europeo y expuso una comparativa entre las emisiones embebidas y operativas de un edificio de madera y un edificio de hormigón.
Si es de hormigón, todo es posible
Por su parte, Bartolomé expuso lo más destacable en el campo del hormigón, mostrando ejemplos de edificios hechos de este material y todas las ventajas que ofrece, tanto de diseño como dentro del propio proceso de construcción. “Cada vez hay más edificios en altura construidos con hormigón: de las de las 143 edificaciones de más de 200 metros de altura construidas en 2018, el 63 % tenía el hormigón como principal material”, explicó Bartolomé,
Además, Bartolomé destacó que “cualquier cosa que pienses se puede hacer con hormigón”. Y es que lejos de ser el material del pasado, el hormigón también avanza. Existen ya hormigones fotoluminiscentes, magnéticos; autorreparables o translúcidos.
En cuanto a su carácter sostenible, César Bartolomé añadió que el hormigón emplea recursos naturales prácticamente inagotables, absorbe el CO2 de la atmósfera y no emite compuestos volátiles en el interior de los edificios. Además, cuando el hormigón se utiliza en entornos urbanos y gracias a su mayor reflectancia, puede llegar a reducir la temperatura ambiente de la ciudad en hasta 3ºC, lo que incrementa su adaptabilidad a las consecuencias del cambio climático y, adicionalmente, supone un ahorro energético en refrigeración derivado de una menor temperatura ambiente. Además, en el campo de la pavimentación, gracias al hormigón se ahorra combustible durante la rodadura de los vehículos, entre otras muchas ventajas.