La fábrica de CEMEX de Lloseta ha instalado en las inmediaciones de la planta dos nuevos captadores de partículas. Se trata de dos instalaciones que miden la cantidad de polvo en suspensión existente en el aire y permiten llevar a cabo un control y seguimiento del nivel de particulas de la zona.
Los dos nuevos captadores de partículas están integrados en la estación de control de la calidad del aire de Lloseta, una de las instalaciones externas de la Red balear de vigilancia y control de la calidad del aire. Actualmente la Red consta de 21 estaciones de este tipo en distintos puntos de las Islas.
CEMEX ha informado de la instalación de estos nuevos captadores en el transcurso de la última reunión de la Comisión de Sostenibilidad, celebrada recientemente en la fábrica de Lloseta. En el encuentro se pasó revista a las cuestiones de actualidad que afectan al día a día de la planta y se resaltó la importancia del seguimiento y vigilancia de las partículas en suspensión del aire. El director de Operaciones de la compañía en Baleares, Tomás Sánchez, destacó que “aunque todas mediciones hechas hasta ahora están muy por debajo del límite que marca la ley, es fundamental contar con las herramientas y la tecnología que nos permita controlar de forma exhaustiva estos parámetros”. Y añadió que “ los nuevos medidores nos dan, por una parte, la tranquilidad de que esos parámetros están medidos y vigilados, y por otra en el caso de que fuera necesario, nos facilita información para adoptar las medidas adecuadas”.
Esta iniciativa se suma a otras mejoras de carácter medioambiental que la compañía incorpora regularmente a sus procesos para reducir y controlar el impacto de su actividad en el entorno.
La Comisión de Sostenibilidad de la fábrica de Lloseta se creó en 2015 con el objeto de servir de canal de comunicación entre la fábrica y los vecinos de la zona, y así garantizar e impulsar el desarrollo sostenible de su actividad. Está presidida por el alcalde de Lloseta, Chema Muñoz, y en ella están representados los ayuntamientos de Binissalem y Alaró, la Conselleria de Medi Ambient del Govern, la organización ecologista GADMA, la Universidad de las Islas Baleares y la propia compañía CEMEX.