Iluminación urbana eficiente con hormigón fotoluminiscente, reducción de la temperatura de las ciudades, gracias a pavimentos de hormigón, e inversión en materiales de construcción duraderos, como medida de ahorro tanto de recursos como económico, son medidas que promueve la Asociación Nacional Española de Fabricantes de Hormigón Preparado (ANEFHOP) para reducir la huella ecológica.
Además de los clásicos beneficios que reporta la construcción en hormigón, como la durabilidad y vida útil, que sitúa a las carreteras de hormigón en los 45 años frente a los 15 de las construidas en asfalto, hay que sumar los medioambientales, que “lejos de ser anecdóticos, representan el futuro de la industria del hormigón”, señala Pilar López, presidenta del Comité de Medio Ambiente de ANEFHOP y jefe de operaciones de negocios de medio ambiente en Promotora Mediterránea.
Y pone como ejemplo, que, en una apuesta por la innovación y la creación de soluciones sostenibles, se ha desarrollado un tipo de hormigón que, a partir de aditivos especiales con tecnología fotoluminiscente, es capaz de absorber la radiación UV, ya sea natural o artificial, que luego libera en forma de luz visible, creando así soluciones de iluminación urbana eficiente.
Esta medida de eficiencia energética, que mejora la visibilidad y define claramente los espacios donde se aplica, permite reducir los riesgos asociados a la oscuridad o escasa luz en carriles bici, pistas deportivas, rotondas sin iluminación, aceras, accesos a viviendas o zonas de piscina. Igualmente, en relación con la aplicación en pavimentos, la resistencia del hormigón permite a los conductores ahorrar combustible durante la rodadura de los vehículos y reduce el riesgo de acuaplanning.
A esto hay que añadir que la claridad de los pavimentos construidos en hormigón, debido al alto nivel de reflectancia que caracteriza a este material, permite reducir la temperatura de las ciudades. Por ello, el uso de hormigón en entornos urbanos elimina las islas de calor y reduce el consumo energético asociado a la refrigeración de los edificios.
Otro beneficio ecológico de este material es el alto nivel de resistencia de las estructuras de hormigón, cuya gran durabilidad disminuye la inversión en mantenimiento.
El hormigón, que utiliza en su elaboración cemento, agua y áridos, adquiere resistencia gradualmente con el paso de los años, dado que se va compactando y su porosidad disminuye. Este concepto de durabilidad está evolucionando en los últimos años gracias al desarrollo de una nueva modalidad: el hormigón autorreparable.
En este caso, se trata de un material que cuenta con unas microcápsulas que se rompen y reparan el hormigón en el momento en el que se produce una fisura interna. Este sistema ha sido desarrollado para alargar la vida de las construcciones, aunque, por el momento, se encuentra en fase de desarrollo, ya que las nanopartículas con las que se han hecho las primeras pruebas tienen un elevado coste en estos momentos. Y es que, como subraya Carlos Peraita, director general de ANEFHOP, “la aplicación de medidas sostenibles al sector del hormigón y, por ende, al de la construcción implica el desarrollo de nuevos materiales y aplicaciones, lo que requiere una inversión en I+D que aporta riqueza a esta industria”.
Por los anteriores motivos, el Comité de Medio Ambiente de la Asociación no solo trabaja en la implantación de sistemas de gestión medioambiental, sino también en la exigencia del compromiso a colaboradores, cumplimiento de la legislación, formación medioambiental, racionalización del consumo, minimización de residuos, ruidos y polvo y fomento de nuevas aplicaciones para el hormigón.