Aguas del Añarbe ha firmado un acuerdo de colaboración con Financiera y Minera (FYM)-Cementos Rezola, para la valorización en la fábrica de Añorga de los biosólidos producidos en la Estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Loiola, lo que supone el cierre del circuito ambiental de las aguas residuales de los 310.000 guipuzcoanos del ámbito del Añarbe.
En la firma de este convenio, del que ha sido informada previamente la Asociación de Vecinos de Añorga, han participado el alcalde de Donostia-San Sebastián y presidente de la Mancomunidad del Añarbe, Odón Elorza; el presidente de honor de FYM-Cementos Rezola, José María Echarri; el presidente de Aguas del Añarbe, S.A., Enrique Noain y el director de la fábrica guipuzcoana, Antonio Nolasco.
Los firmantes han coincidido en destacar que "para ambas partes, así como para la ciudad de Donostia-San Sebastián y su entorno urbano, la disposición de estos biosólidos en la factoría de Añorga aporta una solución medioambientalmente avanzada y sostenible al problema de los residuos sólidos derivados del proceso de depuración de aguas residuales”.
La disposición final de los lodos derivados del proceso de depuración de las aguas residuales constituye para Aguas del Añarbe, "un asunto de la mayor trascendencia para cuya resolución requiere, no ya de una, sino del mayor número posible de alternativas y destinos". Entre ellas se encuentra el horno de clínker de la factoría cementera, "una instalación idónea para la valorización energética del residuo sin afecciones ambientales -dada la naturaleza y parámetros de la combustión en el citado horno- ni emisiones adicionales a la atmósfera, lográndose la eliminación del residuo con el mayor beneficio al entorno". Con la firma de este acuerdo “se cierra el ciclo medioambiental de las aguas residuales del 44% de la población guipuzcoana con el máximo respeto al medio ambiente”, han asegurado los responsables de Aguas del Añarbe.
El convenio establece una cantidad anual máxima de 7.000 toneladas anuales de lodos a valorizar en las actuales instalaciones de la fábrica añorgatarra, que supondrán únicamente el 0,7% del total de material que se trata en el horno de clínker de Cementos Rezola cada año.
Por su parte, los responsables de FYM-Cementos Rezola han destacado el carácter no lucrativo de esta iniciativa, que enmarcan en el compromiso de la compañía "por la mejora del medio ambiente y la sostenibilidad en San Sebastián, en el territorio histórico de Gipuzkoa y en la Comunidad Autónoma Vasca, en general", así como en su aportación a la resolución de "problemas reales" que afectan a la comunidad donde está presente.
El tratamiento de los biosólidos de depuración generados en la EDAR de Loiola, que serán previamente secados térmicamente al 95% de materia seca, supondrá, en opinión de los firmantes del acuerdo, "una oportunidad y un beneficio ambiental para el conjunto de la población del territorio al arrojar un balance medioambiental positivo". En este sentido, destacan que “los trabajos de valorización tendrán un saldo positivo desde el punto de vista de emisión de gases de efecto invernadero”.
La seguridad de todo el proceso estará absolutamente garantizada ya que la fábrica de Añorga cuenta con todas las autorizaciones medioambientales necesarias y funciona conforme a la legislación del País Vasco en la materia, que a su vez está basada en la de la Unión Europea, que fija los límites más estrictos a nivel internacional.
Más en concreto, la planta cementera de Añorga está sometida a las más exigentes condiciones de control y monitorización en continuo de su funcionamiento y emisiones a la atmósfera, por parte de la autoridad ambiental competente, es decir, del Gobierno Vasco.