La Fundación Laboral del Cemento y el Medio Ambiente (Fundación Cema), viene destacando desde diferentes foros la necesidad de desarrollar energías renovables, en concreto las derivadas de Residuos Sólidos Urbanos (RSU), como apuesta prioritaria para lograr una mayor eficiencia energética y disminuir los gases de efecto invernadero que provocan estos residuos si no son gestionados de manera eficaz. En este mismo sentido se acaba de hacer público el Plan de Acción Nacional de Energías Renovables (PANER) que enfatiza el potencial de la biomasa como una fuente de energía renovable equiparable a la solar o la eólica:`La fracción biodegradable de los residuos municipales e industriales es fuente renovable de energía´ (Directiva 2009/28/CE).
A partir de la puesta en marcha del Plan, se prevé un gran avance en el uso de esta fuente de energía renovable, en concreto para residuos procedentes de Residuos Sólidos Urbanos, sometidos a un tratamiento para separar las fracciones reciclables y obtener un combustible preparado. El Plan destaca, en numerosas ocasiones, la labor de las cementeras en este apartado. El sector cementero, explica el texto, “destaca frente a otras industrias en gestión de los residuos, habiendo logrado notables disminuciones de gases de efecto invernadero mediante la sustitución de una parte de los combustibles fósiles empleados tradicionalmente por el sector (coque de petróleo normalmente), por combustibles obtenidos a partir de residuos”.
En cuanto al uso de estos CDR (combustibles derivados de residuos) y CSR (combustibles preparados a partir de residuos no peligrosos para su valorización energética en plantas de incineración y coincineración), el PANER destaca que el principal consumidor a nivel europeo es el sector cementero, aunque otros sectores, como el de las centrales térmicas de carbón o el papelero, también tienen experiencia en materia de valorización energética de residuos: “en el año 2008, la sustitución en términos energéticos de combustibles fósiles por CDR y/o CSR en el sector cementero europeo alcanzó el 21%. El porcentaje de sustitución varía mucho de un país a otro: así, mientras España, Italia o Polonia tienen porcentajes de sustitución inferiores al 10%, países como Alemania, Bélgica, Suecia, Finlandia o Austria tienen valores superiores al 50%, siendo particular el caso holandés, con más de un 80% de sustitución”.