Por primera vez en la historia del premio, tres obras españolas han sido galardonadas en su apartado internacional: el Tranvía de Zaragoza, la Biblioteca Pública del Estado de la Ciudad Autónoma de Ceuta y el Palmeral de las Sorpresas de Málaga. Además, el prestigioso arquitecto español, Carlos Ferrater, recibió el Premio Obra y Vida, un reconocimiento a su larga y fecunda trayectoria profesional.
Este certamen, que organiza Cemex anualmente desde 1991, reconoce y difunde aquellas obras de arquitectura que generan mejores espacios para la convivencia social, que contribuyen al desarrollo de ciudades más sostenibles y que impulsan la innovación y las mejores prácticas en la construcción. En esta edición han participado casi 500 obras y proyectos de todo el mundo, que competían en tres categorías: Habitacional, Infraestructuras y Urbanismo e Institucional-Industrial.
El Palmeral de las Sorpresas de Málaga ha obtenido el primer premio en la categoría Institucional-Industrial. Esta obra consigue integrar la ciudad en el mar y viceversa. Se trata de un amplio espacio que une el centro de la ciudad con el puerto, que desde su reciente inauguración se ha convertido en un espacio único para uso y disfrute de los malagueños.
El tranvía de Zaragoza ha resultado doblemente premiado: ha obtenido el segundo premio en el apartado de Infraestructuras y Urbanismo y el tercero en la categoría de Accesibilidad. Se reconoce, de esta manera, el proyecto de integración urbana del tranvía diseñado por el estudio Aldayjover Arquitectura y Paisaje para la UTE de Los Tranvías de Zaragoza. Esta obra de infraestructura ha transformado la movilidad en la ciudad y ha actualizado todos los espacios por los que pasa.
Por su parte, la Biblioteca Pública del Estado de la Ciudad Autónoma de Ceuta, diseñada por el estudio Paredes Pedrosa Arquitectos, ha recibido el segundo Premio Internacional en la categoría Institucional-Industrial. Se trata de un edificio singular en su diseño debido a la complicada topografía del terreno con grandes saltos de nivel entre calles muy empinadas. Por otro lado, ha conseguido integrar dentro del mismo los restos medievales de un yacimiento de la época meriní (siglo XIV), que se muestra bajo una superficie acristalada en el vestíbulo.