El pasado mes de diciembre, la empresa FATLUM, S.A. cerró un acuerdo para la comercialización en todo el territorio español de la barrera CSB, propiedad de Britpave. Se trata de una barrera de seguridad in situ de hormigón que satisface todos los requisitos establecidos en la norma armonizada europea UNE EN 1317-5 y ostenta el correspondiente marcado CE que exige el PG-3 para las barreras de seguridad y pretiles.
Este sistema se une a las barreras de seguridad prefabricadas de hormigón ya existentes en territorio nacional, que igualmente ostentan el marcado CE y que cubren un amplio abanico en lo referente a niveles de contención y anchos de trabajo.
Las características de las barreras de hormigón, tanto prefabricadas como in situ, les confieren ventajas técnicas, económicas, medioambientales y sociales frente a otras soluciones. La vida útil de una barrera de hormigón alcanza los 100 años y el mantenimiento necesario para conservar su nivel de servicio es prácticamente nulo. Es más, en el caso de las barreras continuas que no se deforman durante el impacto, la mayor parte de las veces ni siquiera es necesario reparar la barrera tras el accidente.
El beneficio económico de la ausencia de tareas de mantenimiento y/o reparación es inmediato, pero los beneficios sociales son muy superiores. Un número significativo de accidentes se producen en las zonas de obras y los operarios que en ellas trabajan son muy vulnerables frente a los atropellos. En este sentido, eliminar las labores de mantenimiento salva vidas. Además, la reducida deformabilidad de las barreras de hormigón proporciona a los trabajadores, cuyas tareas se desarrollan detrás de las mismas, un nivel de seguridad que no se alcanza con otros sistemas de contención.
Por otro lado, la Federal Highway Agency de Estados Unidos estima que el 10 % de los problemas de congestión en las carreteras están directamente relacionados con las tareas de mantenimiento. Hay que empezar a preguntarse cuántas horas productivas se pierden al año en nuestras carreteras, cuál es el impacto ambiental y económico de los atascos y qué medidas es necesario adoptar. La utilización de las barreras de hormigón se erige como una solución sencilla que contribuye a minimizar estos problemas.
A estas características hay que añadir ciertas ventajas que a priori se pueden considerar como secundarias, pero que tienen una gran repercusión en los niveles de ocupación del suelo. La mayor rigidez de las barreras de hormigón implica una menor anchura de trabajo y se pueden aprovechar para disponer sobre ellas barreras antirruido o postes de iluminación, lo que reduce la anchura total de la carretera (y de los terrenos a expropiar).
Además, la opacidad y altura de las barreras de hormigón permiten reducir el riesgo de deslumbramiento de los vehículos que circulan en sentido contrario, facilitando la circulación continua.
Por último, la continuidad de las barreras las hace impermeables al paso de los animales, lo que reduce el número de accidentes con animales muertos por atropello.Esto, añadido a que el hormigón es un material inerte y reciclable, convierte a las barreras fabricadas con este material en una solución totalmente sostenible desde una perspectiva económica, social y medioambiental.